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Reformas para aumentar el valor de una vivienda

Cuando llega el momento de vender un inmueble, todos los propietarios quieren obtener un precio justo, conseguir lo máximo posible según el valor de mercado en esos momentos. La suma total que se conseguirá dependerá de muchos factores, los metros cuadrados, si es casa o piso, la ubicación en la que se encuentra, el año de construcción y, en buena medida, las calidades constructivas y el estado en que se encuentra. En este sentido es en el que intervienen las reformas, ya que hay algunas que, si se acometen antes de la venta, aumentan considerablemente el precio de la vivienda.

Cambiar las instalaciones

Habitualmente, el comprador de hoy día, quiere comprar una casa y entrar a vivir en ella. Después del esfuerzo económico que supone, lo que menos le apetece es tener que meterse en obras. No quiere decir que con el tiempo no las realice, poco a poco, para adaptar la vivienda a su gusto, pero lo que seguro no desea es hacer la compra y no poder disfrutarla, tener que seguir pagando un alquiler mientras arreglan las tuberías o la instalación eléctrica.

Por este motivo, el posible comprador de un inmueble va a mirar las instalaciones esenciales de la casa con detenimiento. Y es que, por el mero hecho de poder ahorrarse la reforma, y entrar inmediatamente a vivir en su nuevo hogar, ya estará dispuesto a pagar más. En caso contrario, si las instalaciones están en mal estado, muchos interesados descartarán esa vivienda de inmediato.

Según los expertos, la instalación eléctrica debe cambiarse cada 15 años, aunque puede sobrevivir hasta los 30 años si se ha cuidado bien. Sin embargo, nadie va a abonar un importe extra si sabe que tendrá que cambiar el cableado al poco tiempo, de hecho, es posible que por esta circunstancia pida una rebaja en el precio final. Lo mismo ocurre en el caso de la fontanería.

Cambiar los cerramientos

Debido a la mayor concienciación del cuidado del medio ambiente y las fuertes subidas del precio de la luz, la eficiencia energética es una cuestión clave que tienen en cuanta la mayoría de compradores.

Los cerramientos, en este caso, hacen referencia a las ventanas del inmueble. Es necesario cambiarlas si son antiguas o no consiguen un buen aislamiento. Los modelos más recomendables son de rotura de puente térmico y doble acristalamiento. Suponen la mejor garantía de que la nueva familia que compre el inmueble estará cómoda durante todo el año.

En cuanto al color, lo mejor es apostar por colores neutros, como el blanco, ya que, si se escogen tonalidades más atrevidas, estas pueden causar rechazo en compradores de estilo más conservador.

Arreglar el cuarto de baño

En dependencia del estado en el que se encuentre el cuarto de baño, será necesario llevar a cabo un arreglo o una reforma integral. Esta estancia es especialmente delicada, ya que, si presenta mal aspecto, inmediatamente causará rechazo para los interesados. En muchas ocasiones, los sanitarios, con el paso de tiempo, por mucho que se limpien presentan una imagen de falta de higiene, y eso causa una muy mala impresión en los compradores.

Cambar los azulejos, en caso de ser necesario, y los sanitarios es una inversión fuerte, aunque no tanto si se recurre a modelos básicos y clásicos. Además, como no se saben los gustos de los posibles interesados, lo mejor es siempre optar por colores neutros y a un estilo tradicional, que de sensación de limpieza e higiene.

Posiblemente, con el paso de los años, el nuevo propietario le hará los arreglos que considere necesario o lo cambiará por completo para tenerlo a su gusto. La idea es que sea lo suficientemente cómodo, funcional y que presente un buen aspecto para que el comprador no piense en cuánto va a tener que gastar en el cuarto de baño para poder entrar a vivir.

El objetivo es que los compradores potenciales, cuando entren en él, piensen que pueden habitar ese hogar sin necesidad de hacer una reforma en el cuarto de baño.

Con estas implementaciones la casa que se ponga en venta aumentará notablemente su valor de cara a los compradores y, además, será más atractiva, y es que ya se sabe que la primera impresión es la que cuenta. Si la vivienda no se presenta habitable, será mucho más difícil conseguir un precio justo por ella.

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